Otra forma de recordar a los héroes
- Epifanio Estrada

- 5 sept 2023
- 3 Min. de lectura

El grueso humano de la noche anterior, custodia nuevamente nuestra presencia con nuevos motivos esmeraldinos por los variados colores de sus vestidos, rica, poética indumentaria con sabor a fecundidad que completa del campo florido y a la luna enamorada en plenilunio.
Con la marcha "ZACATECAS" interpretada por nuestra Banda de Música, iniciamos el retorno al lugar que nos dimos cita la noche anterior. Vamos entrando en calor poco a poco con nuestros movimientos sobre la marcha. Me considero el personaje más importante del comando, porque soy el que da las distintas órdenes que recibo de mis superiores —maestro e instructor-. Todo ese mundo de belleza sufre sacudimientos más o menos fuertes cuando de vez en cuando se deja escuchar el estallido de algunos cohetes o cohetones —mística forma de anunciar un acontecimiento-. A una cuadra para llegar al punto indicado, somos invadidos por un grupo de personas llenas de curiosidad por la buena impresión que causamos en el programa de la noche del 15. Hay una corneta de órdenes —el rebuzno de un burrito de algún vecino- que lanza al espacio sus notas muy peculiares, y la intervención de un cochinito que arrastrando un lazo del pescuezo, se pone al frente de la formación por algunos segundos mientras encuentra su camino para dejarnos; pero lo que más nos alentó, lo que más nos hizo estremecer, fue un grito voluntario de iVIVA LA SECCIÓN SEGUNDA! , esto como es natural causó en nosotros un impacto a desfallecer, pues fue como una descarga eléctrica y que duró según nuestra consistencia física o grado de emotividad. Somos de esta manera la atracción del momento.
Se inicia el desfile. Hay algo que molestó en lo máximo a los compañeritos de la otra escuela, el hecho de concedernos el privilegio de ir a la vanguardia de todo el contingente con las autoridades más importantes del lugar.
Las calles aún despedían su olor a tierra mojada, todas ellas adornadas con tiras tricolores de papel de china picado y con hermosas y brillantes banderitas que, a nuestro paso, multiplicaban gozosas su aletear palpitante seguido de un susurro de gloria dilatada. Fuimos muy aplaudidos en todo el recorrido. Fecha de triunfo y de una paz fulgurante.
De regreso al lugar de partida se desarrolla el Programa Literario-Musical con la intervención de las personas adultas. Hay oradores de distintas corrientes políticas pero solidarizados al fin por el mismo principio, aunque este principio provoque en ellos una corriente tan profunda como la raíz de la planta en la tierra, para no dejarla caer en alguna de las noches, crepúsculos, auroras o días. El programa se prolonga, y ya para terminar, el maestro de ceremonias pide con entusiasmo que declame nuevamente la composición a HIDALGO dada a conocer la noche anterior; de momento no supe qué hacer, pero mi maestro lo resuelve todo, se acerca y con tres palabras y unas palmaditas en el hombro queda solucionado: "vamos mi pequeño", y subo a la tribuna ya sereno y seguro para repetir la hazaña anterior en forma satisfactoria; los aplausos se dejan escuchar y se esparcen en forma elocuente, mientras que yo, perdido en la inmensidad del cielo en ademán sublime. Después, todo había concluido y la historia de una escuelita queda escrita para la posteridad con gran alborozo.
Libro: La Escuela en Espíritu
Autor: Epifanio Estrada Cruz





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