Conmemorando a Benito Juárez
- Epifanio Estrada

- 18 may 2023
- 3 Min. de lectura

La historia contemporánea –eclosión de voluntades- se pone de pie para saludar a Juárez; la Historia Contemporánea –Ave Fénix de Forjadores- escribe en la reverencia de los pueblos que nacen después de comprender y sentir fraternalmente la igualdad de todos en todas las razas: MÉXICO DE JUÁREZ. Vedlo allí. Granito floreciente en cuya arquitectura moral, espiritual y humana, se fue formando gota a gota como se forma una estalactita y se va filtrando en la gloria para no olvidarlo en la eternidad. Benito Juárez es de siempre, como el “jarro que llora por los poros la opresión de su raza y de su destino”, porque alcanzó lo excelso con un solo impulso que justificó toda su grandeza en una apoteosis de fe: “MORIRÉ DE HAMBRE Y DE SED ENVUELTO EN LA BANDERA DE LA REPÚBLICA”. Vedlo allí. Con su bandera, nuestra bandera, pidiendo que la integridad nacional siga siendo conquista en superficies de luz para el derecho. Derecho que ha de lograrse al través del lápiz, del cuaderno y del libro, porque del VERDE nace la voluntad suprema de superación que es libertad; del BLANCO brotan las letras que son moldes de esperanza y nueva vida, y del ROJO surcos rectilíneos con matices de alborada porque cada página es una tea de liberación. Los pueblos, como los hombres, simbolizan sus ideales más altos en un escudo, en una bandera, en un himno. México tiene su bandera y por eso estamos reunidos aquí, para recordar que cada niño, cada joven y todo ciudadano, es ante ella un laboratorio de esperanzas y una suma de voluntades que se aprestan a reconquistar la gloria de la mayoría de sus hijos que fueron los griegos incultos de nuestros campos, valles y montañas, porque nunca fueron capaces de disertar en el Pórtico, pero sí dignos de morir en las Termópilas. Ellos supieron nacer, supieron vivir, supieron morir y tienen derecho a descansar. Corresponde a la niñez, a la juventud, a la mujer, al mexicano en fin, lograr ese culto sagrado a la bandera en una devoción austera por el deber, para seguir conservándola como a la Patria que se baña de luz en la esperanza; como a la Patria que vibra en el corazón de sus hijos; como a la Patria que vincula al hombre con la tierra, que es la fuerza que nos mantiene unidos; como a la Patria que rompe hasta las cadenas del silencio y se perpetúa en la luz de la justicia; como a la Patria que es sangre, corazón, ansia, vida, porque su significado aviva la llama del amor al terruño, a los padres, al hermano, al amigo, al maestro, a las personas que en una forma u otra, corresponde velar por nuestras instituciones para hacer realidad este bello lema: “luz en la inteligencia, paz en el corazón y fuerza en la voluntad”. Volved los ojos a este maravilloso ondear de banderas y encontraréis el denominador común de vuestra existencia. En ellas está el aula donde canta el progreso y vive la esperanza; en ellas se refleja el campo cubierto de manos hermanas sembrando la mies y entregando el sustento; en ellas las fábricas con su eterno espiral de humo, que es nervio latente de una fuerza constructiva que se desenvuelve en el himno de sus máquinas; en ellas vive todo lo creado para el hombre en sus distintas ocupaciones, como un mosaico que engalana su cielo que flota al cuidado de los que la amamos y cantamos. ALUMNOS: grande es el hombre que ayuda a construir, como grande es el que construye. Si sois una comunidad de cultura, vuestra presencia será el renuevo humano que habrá de luchar bajo su amparo, dispuestos a vivir en un mundo de paz, de concordia y de trabajo. Que vuestra capacidad de construir florezca en rosas y tendréis al México que canta, al México que ríe y al México que se levanta. Vuestro homenaje, debe estar a la altura de los cielos que dominan las águilas en un concierto de voces primordiales que se anidan en el amor de sus inmortales hijos héroes. Vayamos en luenga romería a cantar su glorioso pasado, y con un nuevo grito en la garganta, justifiquemos con clarinadas de victoria su presente como un triunfo que envuelve su grandeza para decirle: Mi bandera, luz sideral, ya riega azucenas Con tu carro de amor con las notas de mi laúd, Porque en brisas cristalinas tendrás de mis venas Otra vida, al SURSUM CORDA DE SU JUVENTUD.





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